Finalmente, los lóbulos frontales resultan estructuras básicas para el desarrollo del pensamiento social. Estas regiones permiten atribuir estados emocionales y mentales a los demás. Es decir, desarrollan las actividades referentes a la empatía.
Esta función del lóbulo frontal tiene como objetivo influir en la conducta de la persona e incrementar la relación e integración social entre individuos.
De hecho, lesiones en esta región del cerebro como por ejemplo las del famoso caso de Phineas Gage, ocasionan una notable alteración de la conducta social e interpersonal, así como en la gestión emocional y los rasgos de personalidad del individuo.
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